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De por qué México no es más competitivo

   
Por: Gerardo Daniel Mendoza Lamegos
Hoy día es inevitable para los Estados nacionales escapar de la inercia económica, política, multicultural y tecnológica que supone un mundo globalizado. Lo que significa para algunos Estados la eterna transición de la modernización a la modernidad; pero más aún el continuo ejercicio del desarrollo económico, político, tecnológico y humano. México, evidentemente no puede escapar a esta inercia que exige e implica “ser competitivo”.

    El comercio se ha convertido y es el principal motor de los Estados Nacionales, y prácticamente éste ha desdibujado las fronteras de los segundos. Siendo este el escenario económico que rige actualmente, los Estados Nacionales deben y se preocupan por competir; la pregunta es ¿cómo es que compiten? La respuesta hasta cierto punto es un tanto simple, pero su fondo es bastante complejo. Antes de seguir, cabe aclarar que los Estados no compiten como lo hacen las empresas, ya que la naturaleza de su competitividad es distinta.

    En primer lugar, las empresas tienen como objetivo proporcionar un bien o servicio que tiene consumidores, por lo que las empresas para competir se concentran mejorar todos los factores de producción, como lo son la tecnología, el conocimiento científico, la capacitación y la especialización que determinan las ventajas competitivas, las cuales se originan dentro de las empresas y los sectores que las cobijan. En segundo lugar, y en una visión macro, una competencia entre países, pretende indicar cuáles deben ser las características o condiciones necesarias (ya sea en infraestructura, leyes que permitan el desarrollo y establecimiento del comercio, salud, investigación tecnológica, calidad educativa, seguridad, etc.) para ser atractivos a los distintos actores comerciales, y estos decidan invertir o asentarse en un determinado país, ya que esto les permite potencializar su productividad o su capacidad comercial; por lo que la competencia entre países está dada  en la capacidad que tengan estos para ofertar condiciones que sean atractivas a los actores comerciales (distinguiendo de esta manera que las empresas producen, los países no), es decir, un entorno competitivo que sea idóneo para los mercados y las empresas.

Una vez aclarado lo anterior, cabe ahora preguntarnos ¿qué tan competitivo es México? Para responderla cabe revisar los siguientes indicadores. El primero es el Índice de Competitividad Internacional (ICI de aquí en adelante) que elabora el Instituto Mexicano para la competitividad, y el segundo es el Índice de Competitividad Global (ICG de aquí en adelante) que elabora el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés).
Ciertamente las evaluaciones que hacen ambos indicadores no son muy alentadoras. México se encuentra en el lugar 32 de 46 países que integran el ICI, y es de señalarse que dentro de éste índice, ha presentado un estancamiento desde 2007, ya que tres años seguidos ocupó el lugar 31, para después ocupar el 32 como lo hace actualmente en su última evaluación del 2013.

En lo que respecta al ICG, México ha presentado un comportamiento más irregular en los últimos 5 años. En 2011 el país ocupaba el lugar 58, posteriormente, en el siguiente año ocupó el lugar 53, indicando un ligero avance; sin embargo, para el 2013 cayó dos lugares, al año siguiente se ubicó en la posición 61, para el 2015 mantuvo la misma posición y en el 2016 se posicionó en el lugar 57 de un ranking de 140 países. Pero ¿por qué esto es así? Para ambos índices es sustancial tener instituciones gubernamentales sólidas y transparentes, y nuestro país no es evaluado positivamente en estos parámetros. Según el ICI los problemas más graves que tiene el país son en los indicadores de corrupción y efectividad gubernamental, debido a que ocupa las posiciones 40 y 37 respectivamente. Por su parte, el ICG nos dice que los indicadores más preocupantes para México se hayan en sus mediciones de confianza en los actores políticos, independencia del poder judicial y transparencia, pues ocupa las posiciones 124, 100 y 117.

Otras de las mediciones que realizan ambos índices y que resultan muy interesantes, son los que tienen que ver en materia de salud, educación y calidad, pues nos permiten vislumbrar qué tanto avanza el desarrollo de nuestro país, pero a su vez, esto también influye en el grado de confianza que tienen las empresas para invertir. Lamentablemente, los resultados tampoco son muy favorables en los dos indicadores, y según el ICI debe preocuparnos la calidad educativa y la escolaridad promedio en nuestro país, pues ocupamos el lugar 36 y 32 en el ranking. En lo que respecta al ICG, también nos refuerza la perspectiva del anterior indicador pues en sus indicadores de enrolamiento en la educación terciaria y calidad del sistema educativo nos posicionamos en los lugares 78 y 116. Los indicadores son sumamente claros y no debe sorprendernos. Si México nos es más competitivo, es porque no se decide a atacar la corrupción en los distintos niveles de gobierno y en la sociedad, pero también porque no se decide a innovar e invertir de manera inteligente en un sistema de educación más ambicioso y sustancial. Quienes ven como una oportunidad la depreciación del peso frente al dólar para atraer inversión extranjera directa no se equivocan, sin embargo, las inversiones en un mediano plazo pueden verse disminuidas debido a que el entorno competitivo que ofrece México no es el más idóneo. Que nuestro país sea muy barato para los inversionistas, no es garantía para que estos inviertan más, ni mucho menos asegura que sea el mejor país para invertir.
1 Instituto Mexicano para la Competitividad (2013). Índice de competencia internacional 2013. México D.F., México: Impresos Villaflorito

2 World Economic Forum (2014).The Global Competitiveness Report 2014 – 2015. Geneva, Switzerland: World Economic Forum.
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