¿Cuántos feminicidios ha ocultado la corrupción?

Por: Arely González Rodríguez
De los crímenes que existen hacía la mujer, el más grave y el que más ha tomado importancia dentro de las leyes mexicanas en los últimos años, es precisamente el feminicidio, pero
¿Qué es el feminicidio?
¿Dónde tiene su origen? y
¿Cuál es la condena por cometerlo?
Para empezar, se dice que el feminicidio es el acto de violencia extrema contra las mujeres por razones de género, el cual puede provocar la muerte de la persona del sexo femenino que está padeciendo ésta situación. El feminicidio se origina debido a la desigualdad de género, la cual está muy marcada y presente, es decir, la mujer está en una posición de inferioridad, de subordinación, de marginalidad y de riesgo frente al hombre con el que vive o comparte su vida de matrimonio o noviazgo.
El castigo para las personas que cometen un feminicidio, se sanciona con una pena de va de 40 a 60 años de cárcel. Éste término –feminicidio- empezó a tomar fuerza hace apenas algunos años atrás, lo que provocó que el uso de la palabra fuera en aumento y al mismo tiempo que se notara la presencia del factor atípico en medios de comunicación, redes sociales, grupos feministas y organizaciones nacionales e internacionales que se encargan de atender éste fenómeno social, político y cultural que atenta contra la vida de la mujer.
Por otro lado, es importante hacer una diferenciación entre el homicidio y feminicidio, en el primer caso, el homicidio consiste en privar de la vida ya sea dolosa, culposa o preterintencional a un ser humano, sin distinción condiciones de ningún género, y el castigo dependerá según su clasificación, por ejemplo, se castigará de dos a ocho años de prisión en caso de que el homicidio sea cometido en un duelo; de cuatro a catorce años provocado por una riña y finalmente, si el homicidio se da por voluntad del victimario, es decir, con dolo, el castigo irá de doce a veinticuatro años de prisión, por su parte, el feminicidio es la privación de la vida por razones de género, pero para que el feminicidio sea clasificado como tal y no como homicidio, se deben presentar por lo menos alguna de las siguientes circunstancias, como la presencia de signos de violencia sexual, lesiones y mutilaciones previas o posteriores antes de la privación de la vida, actos e necrofilia, existencia de antecedentes de violencia en el ámbito laboral, familiar o escolar del sujeto acusado, además, debió haber existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza.
En relación con lo anterior, es importantísimo que los jueces y autoridades correspondientes apliquen las leyes de forma eficaz y correcta. Existen casos donde la clasificación pasa a ser de feminicidio a homicidio, y la razón es clara, debido a que el feminicidio se castiga con más años de prisión frente al homicidio en cualquier de sus tipos. Si existe una autoridad corruptible, el victimario terminará sobornando a los jueces para que le cambien la clasificación del delito, de la cual podría reducir su condena considerablemente, o bien salir libre bajo fianza.
Las Cifras
Los feminicidios en el país van en aumento y en algunas entidades las cifras además de crecer se van disfrazando u ocultando a una sociedad cada vez menos exigente y más ciega. ¿Qué espera el Estado de Puebla para implementar una alerta de género en la entidad? La alerta no es para presumir que se tiene un alto número de feminicidios en el estado, sino que es para exigir al gobierno que debe realizar su trabajo, que debe prestar atención que existe un problema serio. Como ciudadana poblana, cada día es más difícil vivir aquí, una sale con miedo a las calles porque no sabes realmente si volverás sana a casa, además ya no hay confianza en las autoridades, porque lejos de querer dar un seguimiento a una posible denuncia, la fiscalía te revictimiza, es decir, te convierten el acto de denunciar en una tarea titánica, llena de papeles, infestada de burocracia e infestada de vicios arcaicos. ¿Cuál fue la finalidad de la ‘Comisión Nacional Para Prevenir y Erradicar la Violencia (CONAVIM)’ al negar la alerta de género? No señores. No se puede tapar el sol con un dedo, así como no se pueden ocultar el número de feminicidios que van en un notorio incremento.
Según el INEGI, los homicidios dolosos hacia las mujeres han incrementado hasta un 63.8% en Puebla de 2013 a 2015, ¿acaso esperan que el porcentaje llegue a cien para que empiecen a tomar en serio el problema que se vive en el estado? Según datos del ‘Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos (ODERyR)’, de 2013 al 11 de julio de 2017, se han documentado por lo menos unos 300 probables homicidios, de los cuales 50 ocurrieron en 2013; 60 en 2014; 50 en 2015; 82 en 2016 y de enero a julio de este año se han documentado 58 feminicidios. Ojo, aquí son sólo cifras documentadas, nos faltan aquellas mujeres que fueron asesinadas por hombres machistas, los cuales están protegidos por jueces misóginos, nos faltan también aquellas mujeres de poblados donde no existe otra ley más que del esposo, nos faltan también contabilizar a aquellas mujeres que son secuestradas, violadas, asesinadas y aventadas a terrenos baldíos donde difícilmente pueden ser encontradas.
Voy a retomar a mi “Que Chula Es Puebla”, lugar donde radico, vivo y por supuesto, donde crecí. Hablaré de las cifras no oficiales o no documentadas, aquellas que ves en las noticias de Facebook o twitter, donde puedes leer encabezados como: “Feminicidio 55 en Puebla: Una mujer es apuñalada por su esposo dentro de su casa tras una discusión”, o aquel título “Muerta y atada de pies hallan a mujer en terreno de Chachapa”, o la más reciente que vi no hace mucho, “Feminicidio 60 en Puebla: A Clara, de 82 años, la mató a golpes su propio hijo mientras estaba en su casa.” Las cifras que se quieren esconder ponen a Puebla dentro del “Top Ten” o la lista de popularidad de los diez estados donde ocurren más feminicidios. En 2015, se reportaron por lo menos 94 feminicidios, para 2016 se sumaron otros 80, y en lo que va de este maravilloso 2017, se han reportado 60 feminicidios. ¿No te llena de coraje esto? ¿No te es indignante?
Ah, pero falta más tierra que depositar en el costal, puesto que los jueces se pasan de corruptos, ya que por sólo 75 mil pesos, te pueden hacer el paro –como dicen coloquialmente- porque convierten el feminicidio a homicidio en primer grado, lo cual reduce la sentencia y también se encargan de que la noticia no llegue a los medios de comunicación. Por la conducta soberbia y corrupta de algunos jueces, no dudo que las muertas sean ya cien o más,
¿Quién juzga a los jueces sino que ellos mismos? Estamos en un ¡Viva México!, donde el Juez puede hacer lo que quiera, cuando quiera y como lo quiera. Ocupa su puesto para ejercer poder e intimidar, puede embriagarse, ofender y acosar a una mujer en un bar sin miedo a ser reprimido por la autoridad, y sabes por qué, porque la autoridad es él. ¿Te suena el nombre del Juez Marco Antonio Gabriel González Alegría, a quien por andar de “Todo Poderoso” le arrancaron una oreja? Este tipo de personas no debería operar en nuestra justicia.
¿Recuerdan a aquel hombre que liberó a un grupo de niños adinerados acusados por violar a una niña en Veracruz? ¿Recuerdan a los Porkys? Pues éste hombre era Juececillo de pacotilla y su nombre es Anuar González Hemadi. Afortunadamente ya lo desplazaron de su cargo.
¿Qué deseos de poder tienen en la cabeza éstos Jueces? ¿A caso no se conforman con su módico salario de 300,000 mensuales? ¿Aceptan los sobornos para tener más en su fondo de ahorro para el retiro o lo hace por sus misóginas desiciones?
No me duele México, “memperra” saber que algunas personas que son nuestros servidores públicos sólo les importe el dinero, el poder y la atención, podría decir que parecen “niños chiquitos”. Necesitamos menos burocratización para atender no sólo los casos como el feminicidio, sino otros como el pago de una multa o la realización de una demanda. No, no me duele, me encabrona que parte de la población no le interese lo que pase en el país, lo que si me duele, es querer hacer una denuncia y te conviertan eso en una odisea. Me duele, me enoja, “memperra”.
¿Cuántos feminicidios ha ocultado la corrupción?
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