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Opiniones en red

Por: Manuel Alejandro Hernández Maimone

La sociedad en red en la era de la información, como Castells le llama a este momento histórico, tiene la oportunidad de tener otras fuentes de información, así como otras voces que nos ayudan a formarnos una opinión sobre los sucesos que acontecen día a día. Particularmente soy un aficionado a los materiales que se presentan a través de redes como Twitter, Facebook o Youtube, así como en plataformas como los blogs o las páginas que ofrecen información de manera independiente. Disfruto mucho ver el trabajo de los creativos que, ya sea de manera seria o cómica, se han vuelto medios tanto de información como entretenimiento. No estar limitados por los contenidos mediocres que se presentan en las televisoras puede resultar un alivio para todos aquellos que sentimos que su voz ya no es nuestra.
Y esto va más allá de considerarnos, milenials (calificativo generacional que no comparto por su carente metodología, únicamente circunscrita a la mercadotécnia).


En la maravillosa obra de Umberto Eco “El nombre de la Rosa”, una parte de la trama, quizá la línea secundaria, era el problema que tenían los sujetos de medioevo para encontrar información, restringida para solo algunos escribas, oculta en las mazmorras de los monasterios, pero también destruida o alterada por los mismos.
Poseer una biblioteca particular en aquella época, según narra la leyenda negra, era meritorio a juicio inquisitorial, sobre todo, si se poseían algunos de los ejemplares censurados.
El problema de la época actual es exactamente el contrario: ante una sociedad repleta de información, ahora el asunto es saber descartar, o en su defecto, escuchar con oídos críticos. Especialmente a los que nos interesan los fenómenos políticos vigilar la información que circula por las redes nos debe resultar interesante, no por la información que presentan, sino porque a través de ellas podemos aproximarnos a la opinión pública.

            Sin asumir una actitud censuradora, instituirme como inquisidor moralista, evitando a toda costa ahuyentar la ironía, que, vale decirlo, tanta falta nos hace; y en el afán de contribuir a la formación de una opinión es que, si nos lo permiten, cada semana aparecerán estas Opiniones en red.  

Mucha gente me ha criticado por decir constantemente que me gusta mucho el trabajo que realizan en el Pulso de la República. Me parece un trabajo muy creativo, que en muchísimas ocasiones me han hecho reír a carcajadas, incluso ante la situación que vive el país. Pero el límite de la comedia, la ironía, el sarcasmo y la información en este trabajo de tipo noticioso es poco visible, y quizá en ello radica su éxito, pues casi dos millones de suscriptores, y más de 200'000'000 visualizaciones no es poca cosa. Y aunque en muchos puntos de vista puedo coincidir con su línea editorial, en la mayoría de las veces me puede resultar imprecisa, e incluso, me molesta su opinión: primero por ligereza, y segundo, porque se encuentran en la antípodas de mi ideología política, pero con respecto a esta segunda: ¡viva la libertad de expresión! (Prefiero dos Chumel que a un Ciro).

Bien pues, en la emisión del pasado martes tomaron dos notas ante las cuales quiero hacer un análisis. La liberación del Dr. Mireles -y en general su actuación en las autodefensas- es una situación que no se debe tomar a la ligera; y la situación en Puebla, en el llamado triángulo rojo, que está llena de claroscuros. Empecemos con este segundo caso, y luego hablaremos brevemente del primero. A principios de este mes se iniciaron una serie de operativos en la zona donde operan los huachicoleros o chupaductos de combustible en los que ha intervenido la policía militar. Los primeros, vale reconocer, tuvieron saldo blanco, y podía presumirse de haberse realizado con pulcritud; sin embargo, la buena racha ha llegado a su fin.

            Luego de una emboscada a agentes del ejército por parte de los Huachicoleros, acontecida el 3 de mayo, las acciones de los militares se han endurecido; ello llevó a una serie de manifestaciones, entre las cuales una consistió en el cierre de la carretera, en las cuales los pobladores han pedido que vuelva la paz a Palmarito Tochiapan, junta auxiliar de Quecholac, y que cese el hostigamiento por parte de los militares, pues en los hogares que están en la franja donde pasa el ducto de Pemex, denuncian, la milicia hace cateos sin orden judicial, amenazan y amedrentan a la población, tratándolos a priori como delincuentes. Habrá que hacer una precisión: hay delincuentes en El Palmarito Tochiapan, pero no todos los habitantes lo son, y fue la población la que pidió, saliera el ejército de esa zona por los atropellos que sufren, y por otra parte, no son los huachicoleros los que pusieron a niños y mujeres como escudos humanos, lo que se vio fue una población marchando: niños, niñas, mujeres, hombres y ancianos exigiendo sus derechos, su derecho a que, si no son delincuentes, no se les trate como tal -pongámonos en su lugar-. 
    
        Segunda precisión, y es quizá la mas delicada, y es con respecto al video en el que se puede ver a un militar ejecutando a una persona. Y digo ejecutando en vez de abatiendo, pues en el video se puede observar que la persona está sometida -de rodillas-, y recibe un tiro de gracia, y no abatido en un enfrentamiento. El argumento que se ha esgrimido es que estos “delincuentes” mataron a un militar. Expongo entonces dos contrargumentos: 1) en el video solo se ve a una persona de rodillas la cual recibe un balazo en la nuca, y en un video anterior se ve que hay un enfrentamiento en el cae -ahora sí- abatido un militar; los dos videos no forman parte de uno mismo, entonces los internautas no podemos adelantar el juicio de que una cosa es necesariamente consecuencia de otra solo porque sucedió antes, esto es una falacia post hoc ergo propter hoc; en este sentido sólo la justicia puede decir si este argumento es veraz -y ahí estamos en un serio problema-. 2) Si efectivamente el sujeto ejecutado era un delincuente, y ya había sido sometido, entonces, según entendemos, el procedimiento es que debe ser detenido y, antes de ser enjuiciado, debe haber un interrogatorio, pues el delincuente tiene información valiosa para reconstruir la red de tráfico de combustible. Esto es muy importante: el crimen organizado funciona en red, y un elemento de la red generalmente es un nodo que se conecta con otros nodos de mayor importancia, y si un nodo desaparece, entonces es muy difícil reconstruirla. En conclusión, el militar que ejecuta -por muy enojado que estuviera, cosa que no es argumento pues para eso tienen formación castrense- silenció un testigo, y eso es delicado, pues se pueden conjeturar muchas cosas, desde la viseralidad de la actuación, hasta complicidad con la misma red, pues silenciando un testigo, obstaculiza las labores de inteligencia.

            En el caso de Mireles no me voy a extender, pues este requiere un análisis cesudo, pero solo quiero hacer una precisión para aquellos que vieron el Pulso de la República. La situación de las autodefensas no se resume a que los malos usan armas y los buenos no. Esta es una cuestión de Estado. Si el Estado no tiene la capacidad de ofrecer la seguridad que supone el contrato social, entonces este se rompe, y los sujetos se tornan libres otra vez, libres para defenderse, libres para tomar la justicia, no por su propia mano, sino en la unidad primaria de organización social, antecedente incluso de la formación del Estado: la comunidad y el municipio (lo dice incluso Tocqueville). Esto constituye el Estado de excepción tratado por Giorgio Agamben.

Dado que me extendí mucho en la introducción, no puedo ampliar la información con lo que presentaron otros espacios noticiosos, pero espero, en próximos encuentros pueda emitir mi opinión al respecto, eso siempre y cuando, haya oportunidad de encontrarnos en la Opinión en Red.
            Hasta la próxima.
Opiniones en red  Opiniones en red Reviewed by El Visionario MX on Rating: 5

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