El charro negro; una leyenda de orgullo mexicano
Por: Luis Ángel Villavicencio Hernández

Octubre es un mes de terror y cultura, muchas personas en este mes suelen sentir esa convivencia familiar y social ya sea por las festividades de Halloween o del Día de Muertos. Pero lo cierto es que pocas personas no saben ni se identifican con las leyendas de su propio país y en el caso de México existen muchas leyendas de terror que la gente no conoce o sabe muy poco sobre el tema.
El charro negro es una clara leyenda de lo que es la cultura del mexicano, muchas personas desde el siglo XIX y siglo XX juran haberlo visto o alguna vez han escuchado del él. Pero a todo esto:
¿Quién es el charro negro?
Cuenta la leyenda que el charro negro es el mismo demonio en persona, la gente de los municipios cercanos a los montes, el campo o algún cerro, aseguran haber visto a este demonio con características muy particulares. En regiones como en la mixteca y el valle de Atlixco en Puebla, los pobladores aseguran que este demonio paseaba por sus casas asustando a la gente o en su caso recompensándolas a cambio de su alma.
El charro negro en algunas otras partes del país es incluso venerado y respetado. En algunas regiones la gente suele subir a los montes para invocar al charro negro y que este pueda cambiarle la vida por completo.
Este demonio tiene como característica un uniforme negro de charro con botones de oro que brillan a lo lejos, un sombrero grande que siempre le cubre la cara, botas o zapatos lustrados y una sonrisa que se escucha a lo lejos, se dice que cuando está cerca este demonio el ambiente es pesado y se puede percibir un aroma a azufre, se escuchan silbidos y pasos de un caballo, las personas que lo han visto su rostro dicen que se observa un cráneo tenebroso y carcomido terriblemente espantoso.
Existen muchas versiones de la leyenda del charro negro pero aquí les contare una que en lo personal se me hizo muy interesante:
La leyenda del charro negro
Se dice que en el poblado de Coyula cerca de Atlixco, existió un hombre llamado Miguel Macías quien tenía problemas económicos y familiares, este quejándose en el camino a su casa, metió sus manos en su morral para sacar una botella de mezcal.
– No me pago ese maldito de don Fermín, ahora ¿Qué le diré a mi esposa?, No tenemos dinero ni pa’ tragar ni para los zapatos de los niños, ¡maldita sea mi suerte!, como desearía que mi vida cambiara – pensaba Miguel Macías, cuando de pronto escuchó pasos de un caballo y un fuerte relinchido en una vereda obscura y tenebrosa. En ese momento sintió como su piel se enchinaba y su corazón palpitaba rápido. En el aire se percibía un olor a azufre que sofocaba su respiración, a lo lejos una sombra de un jinete se reía macabramente.
Miguel Macías al ver esto corrió rápidamente para su casa – ¡María no sabes lo que me encontré en la vereda camino a la casa! – cuando llegó con su esposa María, aquella mujer escuchó su versión y pensó que era el efecto de haber tomado su mezcal.
Al día siguiente como era de esperarse, Miguel Macías les contó a sus amigos lo que le había ocurrido en aquella vereda, uno de sus amigos le dijo a Miguel – ¡no seas tonto compadre! Ese ya te hecho el ojo, tienes que volverlo a buscar y pedirle que cambie tu vida –
Miguel Macías al salir de su trabajo, su mente no podía olvidar lo que le había ocurrido aquella noche y lo que sus amigos le habían contado, así que decidió ir a la vereda e invocar lo que había visto. – ¡heeee… tu!, ¡quiero que cambies mi vida! ¿Dónde estás? – y después de gritar mucho tiempo y no encontrar nada, Miguel Macías decidió regresar a su casa, pero de repente escucho silbidos y el paso de unas botas que podían sentirse detrás de él, Miguel Macías sabía que estaba aquel demonio que lo llamaban el charro negro detrás de sus espaldas, así que temblándole sus rodillas decidió voltear su cabeza mirándole solo sus zapatos.

– quiero que cambies mi vida, necesito dinero y me dijeron que tú me lo puedes dar –
Así que se escuchó aquella sonrisa macabra que no sacaba de su mente y en las manos de Miguel Macías apareció una bolsa llena de monedas de oro. – con esto no me alcanza ¡necesito más! – y entonces aquella sonrisa se escuchó más fuerte y apareció una segunda bolsa llena de oro en las manos de Miguel que cuando la abrió ya no vio aquel demonio y enseguida corrió para su casa
Después de varios días, la gente no se explicaba cómo una persona tan humilde como Miguel se había vuelto tan rico en tan poco tiempo. Miguel Macías gozaba de fortuna y bienes con su familia, hasta que una noche en la ventana de su cuarto, Miguel escuchó un relinchido y pudo observar una sombra detrás de su puerta, tenebroso y con un frio que le recorría en su cuerpo decidió abrir la puerta – ya sé porque estas aquí, has venido a cobrar lo que te debo ¿cierto? – y la mano de aquel demonio apuntaba para el cuarto de sus hijos
- ¡No por favor! ¡A mis hijos no te los lleves! –
Y mirando su rostro con una sonrisa tenebrosa y con unos ojos tan rojos como el fuego, el demonio decidió llamarlo para que Miguel saliera de su casa. Al día siguiente afuera de la casa, la familia de Miguel encontró un puñado de ceniza que apestaba como perro muerto y nunca más se supo de Miguel Macías.
FIN
El charro negro; una leyenda de orgullo mexicano
Reviewed by El Visionario MX
on
Rating:
No hay comentarios.