¡Al diablo con sus instituciones!
"¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!",
la polémica frase que pronunció Andrés Manuel López Obrador en Septiembre de
2006 durante su arenga en el Zócalo de la Ciudad de México, después de que el
Tribunal Federal Electoral ratificara a Felipe Calderón como Presidente de la República, consumando
lo que consideraba un fraude electoral en su contra.
Esa frase ha sido citada en miles de charlas y discursos por aquellos detractores de López Obrador para demostrar su supuesto autoritarismo, el lado oscuro de un líder "populista" que cuando un fallo “legal” no le favorece, hace berrinche y genera inestabilidad por no creer en las “impolutas” instituciones que tenemos en nuestro país. La anterior, es la lectura simplista y superficial de un tema por demás complejo.
Durante los anteriores sexenios, instituciones fundamentales como la Suprema Corte de Justicia fueron un instrumento más del Poder. Cualquier Presidente ha tenido teléfono rojo con los Magistrados. En los últimos días fue lamentable y vergonzosa su oposición a bajarse los salarios (de escándalo tomando en cuenta por ejemplo el salario mínimo en México) escondiéndose detrás del discurso de la “legalidad”, supuesta autonomía y el mantener el equilibrio de poderes. La realidad es que querían seguir manteniendo una serie de privilegios, cotos de poder y vicios que no han permitido se de en la generalidad, una pronta y expedita impartición de justicia por parte del Poder Judicial.
Esa frase ha sido citada en miles de charlas y discursos por aquellos detractores de López Obrador para demostrar su supuesto autoritarismo, el lado oscuro de un líder "populista" que cuando un fallo “legal” no le favorece, hace berrinche y genera inestabilidad por no creer en las “impolutas” instituciones que tenemos en nuestro país. La anterior, es la lectura simplista y superficial de un tema por demás complejo.
Por el contrario, una lectura más profunda revelaría las palabras de un hombre que iba más allá del discurso políticamente correcto (que
tanto daño le ha hecho al país y no ha cambiado las cosas de fondo) y que ponía
sobre la mesa la grave problemática de funcionamiento y desconfianza institucional en México. Ese "sus instituciones" (que muchos olvidan y cambian por "las") es el de las instituciones del régimen: facciosas y putrefactas.
Parecería que para muchos (sobre todo la derecha mexicana y ciertos gremios), es un verdadero pecado rebelarse, ponerlas en duda o no aceptar la debilidad institucional que prevalece. Según ellos, si lo dice o hace una institución, es porque es cierto. Les otorgan cualidades cuasi divinas y parten del supuesto de que estas son infalibles, justas, incorruptibles y dirigidas por hombres que no tienen mayor interés que el del servicio. En pocas palabras; "haiga sido, como haiga sido", las instituciones solo están para obedecerse.
Lo cierto es que analizando nuestra realidad y más allá de visiones utópicas, las instituciones mexicanas han funcionado como brazos no solamente administrativos y burocráticos, sino políticos. Durante años, el Partido Revolucionario Institucional las controlaba de manera absoluta (Incluyendo a las organizaciones sindicales). Inclusive, durante varios años, la Comisión Federal Electoral dependía de la Secretaría de Gobernación (posteriormente, ante la necesidad obvia de autonomía después de las elecciones de 1988, se crea el Instituto Federal Electoral hoy INE). En el año 2000, el Partido Acción Nacional ganó la Presidencia, sin embargo, en lugar de mejorar la situación, replicó con gran fidelidad los vicios más arraigados del PRI.
Parecería que para muchos (sobre todo la derecha mexicana y ciertos gremios), es un verdadero pecado rebelarse, ponerlas en duda o no aceptar la debilidad institucional que prevalece. Según ellos, si lo dice o hace una institución, es porque es cierto. Les otorgan cualidades cuasi divinas y parten del supuesto de que estas son infalibles, justas, incorruptibles y dirigidas por hombres que no tienen mayor interés que el del servicio. En pocas palabras; "haiga sido, como haiga sido", las instituciones solo están para obedecerse.
Lo cierto es que analizando nuestra realidad y más allá de visiones utópicas, las instituciones mexicanas han funcionado como brazos no solamente administrativos y burocráticos, sino políticos. Durante años, el Partido Revolucionario Institucional las controlaba de manera absoluta (Incluyendo a las organizaciones sindicales). Inclusive, durante varios años, la Comisión Federal Electoral dependía de la Secretaría de Gobernación (posteriormente, ante la necesidad obvia de autonomía después de las elecciones de 1988, se crea el Instituto Federal Electoral hoy INE). En el año 2000, el Partido Acción Nacional ganó la Presidencia, sin embargo, en lugar de mejorar la situación, replicó con gran fidelidad los vicios más arraigados del PRI.
Durante los anteriores sexenios, instituciones fundamentales como la Suprema Corte de Justicia fueron un instrumento más del Poder. Cualquier Presidente ha tenido teléfono rojo con los Magistrados. En los últimos días fue lamentable y vergonzosa su oposición a bajarse los salarios (de escándalo tomando en cuenta por ejemplo el salario mínimo en México) escondiéndose detrás del discurso de la “legalidad”, supuesta autonomía y el mantener el equilibrio de poderes. La realidad es que querían seguir manteniendo una serie de privilegios, cotos de poder y vicios que no han permitido se de en la generalidad, una pronta y expedita impartición de justicia por parte del Poder Judicial.
Otro caso relacionado al juego
macabro de las instituciones cooptadas por el poder, es el de Puebla. Moreno Valle a lo largo de su sexenio y el de su sucesor, se
dedicó a comprar y a manejar a las instituciones a su antojo. Desde el Poder Judicial del Estado hasta el organismo encargado de
realizar las elecciones estatales, estaban
a su servicio personal. El 8 de Diciembre de 2018 también consiguió, a
través de una serie de cabildeos, presiones y arreglos, que el
Tribunal Electoral (TEPJF) diera por válida la elección a la Gubernatura de
Puebla, a pesar de las contundentes pruebas (Entre ellas el uso de una camioneta de la Fiscalía del Estado que circuló con cajas de boletas) de que se dio una
elección fraudulenta e inequitativa.
Queda demostrado también, que las
instituciones, a conveniencia; a veces funcionan y otras veces no. Por ejemplo, el
tema de los huachicoleros. Desde el sexenio de Vicente Fox y los siguientes Presidentes,
se hicieron de la vista gorda y permitieron se diera un saqueo de combustible
que creció por años. Los beneficiados por la compra de combustible robado, eran
también, empresarios que poseían franquicias gasolineras y que vendían el
combustible más caro de lo que lo compraban obteniendo ganancias millonarias.
A pesar de todo, a través de nuestras
incipientes instituciones mexicanas se han
generado varios cambios políticos y sociales, en gran parte porque la misma sociedad civil crítica e informada luchó y motivó que dentro de la black box, sus demandas fueran convertidas en cambios del sistema.
Este momento histórico para México (que aspira a ser la 4ta transformación del país) debe ser el inicio para convertir el simple "discurso institucionalista", "legaloide" y halagador a los oídos, por el de los actos realmente institucionales y la transformación de fondo sobre lo que no funciona.
Este momento histórico para México (que aspira a ser la 4ta transformación del país) debe ser el inicio para convertir el simple "discurso institucionalista", "legaloide" y halagador a los oídos, por el de los actos realmente institucionales y la transformación de fondo sobre lo que no funciona.
Por el
momento, se debe trabajar con lo que hay, pero
la tarea titánica e ineludible de AMLO es la de renovar a las actuales instituciones, poner un piso firme para el futuro a través de conseguir que estas sean confiables, eficientes, mejorar los procesos de fiscalización y rendición de cuentas, modificar el marco legal necesario para su adecuado funcionamiento, desterrar
la corrupción imperante a través de penas más severas a quienes cometan delitos (y eso sirva de ejemplo a otros), aplicar el servicio profesional de carrera en muchas áreas
de la administración pública, entre mucho más.
Se debe aspirar a por fin, consolidar la transición política en México, una tarea aún pendiente. En pocas palabras, las escaleras se deben barrer de arriba hacia abajo...
Se debe aspirar a por fin, consolidar la transición política en México, una tarea aún pendiente. En pocas palabras, las escaleras se deben barrer de arriba hacia abajo...
¡Al diablo con sus instituciones!
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