El discurso de odio que envenena a Brasil.

Intentaron agredir en Sao Paulo a la filósofa Judith Butler, al grito de "quemen a la bruja".

Grupos ultras desatan una caza de brujas contra artistas, profesores, feministas o medios de comunicación, mientras la extrema derecha se dispara en las encuestas, estas demostradas donde  un 20% de la población tiene intención de voto hacia un candidato que hace apología pública de la tortura y alarde de su homofobia, los estudios del mayor instituto privado de demoscopia, Datafolha, revelan que el 60% de sus apoyos son jóvenes de menos de 24 años.

El fenómeno Bolsonaro, explica Mauro Paulino, director de Datafolha, “se alimenta del miedo que se ha apoderado de la sociedad brasileña”. Un 60% de la población confiesa que vive en un territorio controlado por alguna facción criminal. Cada año son asesinados 60.000 brasileños. Y los partidarios de la venta libre de armas han crecido del 30% al 43% desde 2013.Pero fuera de la cuestión de la seguridad, y pese al ruido cada vez mayor de los grupos ultraconservadores, tampoco hay datos para afirmar que la mayoría del país haya derivado hacia posiciones reaccionarias. De hecho, en los últimos cuatro años, los defensores de los derechos de los homosexuales han pasado del 67% al 74%.

Han alarmado a artistas y feministas como pedófilos, y que el ex Presidente Fernando Henrique Cardoso, y el multimillonario estadounidense George Soros patrocinan el comunismo, El responsable de involucrar a los artistas en la investigación parlamentaria sobre los abusos a la infancia es el senador y pastor evangélico Magno Malta, conocido por su extremismo y sus modales exaltados, esto se ha  comenzado  a manifestar en Brasil a poco menos de un año de las elecciones presidenciales.Pero los organizadores del escándalo en las redes sociales, son un grupo de jóvenes que hace un año, pedían la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff, y  lograron encender a buena parte del país, como ahora.se hacen llamar , los chicos del Movimiento Brasil Libre (MBL) parecían representar la cara de un país nuevo que rechazaba la corrupción y abogaba por el liberalismo económico.

"Hasta los años 90, estas campañas provenían de colectivos extremistas evangélicos, pero ahora estamos ante un fenómeno nuevo, el conservadurismo laico", explica Pablo Ortellado, profesor de Gestión de Política Públicas en la Universidad de Sao Paulo.